lunes, 23 de junio de 2008

El talismán

Este escrito es un cuento corto de creación propia.

Siempre quise ver el desierto. Cuando estuve en él fue el momento de entender que no era el desierto lo más importante.

Me compre una brújula, pensaba que quizá la usaría. Nos llevaron en una excursión organizada al borde del desierto y como a domingueros nos trajeron de un lugar a otro para que hiciéramos las fotos de rigor. Aunque suene muy poco aventurero me lo pase en grande.

Al regresar paramos para descansar un poco y apareció un hombre con un camello. Me impresionaron sus ojos, límpidos pero siempre entrecerrados para luchar contra el viento y la arena que éste arroja sin descanso contra todo ser en estos lugares.

Quisimos fotografiarle, pero el guía nos advirtió que lo mejor sería pedir permiso y que un "regalito" ayudaría mucho. Hablando con él a través del guía que nos traducía le ofrecí la brújula, ya que estaba seguro de no necesitarla, y le explique para que servía.

El hombre me dio las gracias pero rechazó el presente. Me dijo que el nunca se perdía en el desierto porque tenía un talismán que guiaba su camino siempre y sin error. Amablemente me explicó que estaba fabricado con el recuerdo de sus ancestros, durante muchas generaciones se iban recopilando trozos de las vestiduras de estos en el día de su casamiento y con ellos en una pequeña caja era imposible perderse pues sus espíritus le ayudarían a encontrar el camino. Asimismo, me indicó que si el talismán perdía fuerza, sólo había que dejarlo a la luz de las estrellas para que volviera a tener su poder.

Me quede con ganas de meterme la brújula en el c...

!Qué bueno sería tener a tus ancestros ayudándote cuando yerras el sendero y tienes que volver a buscarlo con la luz de las estrellas guiándote¡

El desierto no era lo importante, lo importante era la gente del desierto.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola machote, ya tenía ganas de leerte.
Ya me gustaría tener ahora mismo un talismán. Pero bueno, vendrán tiempos mejores. O conseguiremos un talismán.
En fin, sean sus gentes o su arena, el desierto es muchas veces el reflejo de la vida diaria, soledad, cambios radicales, la agresividad del entorno, la gran dificultad, camellos.....

Bueno chavalote, me voy. Por cierto, me he hecho un cuadro con mi imagen, ¿qué te parece?
Te espero.

Anónimo dijo...

hola tío que bueno leerte de nuevo. La verdad es que mola el cuento, aunque, yo prefiero no ir porque no hay bares ni cervezas ;.)

Saludines, Antonio

Anónimo dijo...

toc, toc......ding-dong....
¿Hay alguien?...
Picard, ¿tu tampoco?

Anónimo dijo...

Aquí Picard... he tardado, pero he vuelto, yo no tenía brújula, pero sí ordenador de la nave, que es muy lista y tiene una voz muy bonita... no hay nada como la tecnología punta... muy bonito el cuento, pero en el espacio exterior las cosas se ven de otra manera... ya sabes...

Tengo que decirlo: HAN GANADO LA EUROCOPA, POR DIOSSSSSSSSSSSSSSSS...

Anónimo dijo...

Muy bonito cuento, si señor. Lo mejor para no perderte en el desierto es que te encule un camello o dromedario que además de tenerla llena de arena te pone looking to La Meca. Después ya no hay pérdida.